Originario de la comunidad purhépecha de Nurío, incorruptible y firme, por más que gobiernos y organizaciones quisieron hacerlo suyo, don Juan fue leal a sus convicciones y a los principios de la lucha zapatista desde 1994 y hasta el último de sus días.
Gloria Muñoz Ramírez
Morelia, Michoacán. Don Juan Chávez Alonso, incansable luchador indígena, falleció el sábado 2 de junio, este domingo fue velado en su casa de Nurío, su pueblo natal, y el lunes 4 se le rendirá un homenaje en la jefatura de la tenencia de la tierra, con la presencia de comuneros de la región de la meseta purhépecha y representantes indígenas de diversas partes del país.
Zapatista desde 1994 y hasta el último día de su vida, luchador comunitario, referente indiscutible del movimiento indígena nacional, recuperador de tierras y de la memoria histórica, promotor de la educación indígena, trabajador migrante en Estados Unidos en varias ocasiones, campesino, músico y compositor, poeta sin escritura, un hombre de la tierra, don Juan Chávez Alonso falleció a causa de un accidente ocurrido en su casa mientras construía una troje.
Originario de la comunidad de Nurío, puerta de la meseta purhépecha, incorruptible y firme, por más que gobiernos y organizaciones quisieron hacerlo suyo, don Juan fue leal a sus convicciones y a los principios de la lucha zapatista desde que en 1994 acudió a la Convención Nacional Democrática (CND), convocada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Después de la CND, participó en el diálogo de San Andrés Sacamch’én de los Pobres, en la primera mesa de diálogo entre el EZLN y el gobierno federal, referente a los derechos y la cultura indígena, de abril de 1995 a febrero de 1996. Durante este periodo don Juan se proyectó con toda su autoridad moral y se ganó de inmediato el respeto de todo el equipo de asesores, tanto de los representantes indígenas del resto del país, como de intelectuales y del resto de los acompañantes en un proceso inédito en el mundo. Posteriormente, fue clave en la fundación del Congreso Nacional Indígena (CNI), en octubre de 1996, al lado de la comandanta Ramona-
Con el desconocimiento de los acuerdos por parte de toda la clase política, don Juan acompañó todas las iniciativas encaminadas a la exigencia de su cumplimiento, tales como la marcha de los mil 111 zapatistas a la ciudad de México, la Consulta Nacional por los Derechos de los Pueblos Indios, la Marcha del Color de la Tierra y, finalmente, la puesta en práctica de la autonomía “sin permiso de nadie”, con la que los zapatistas organizan su territorio en cinco Caracoles, dentro de una iniciativa que tuvo eco en Nurío, el pueblo de don Juan, comunidad emblemática del movimiento indígena desde que fue sede del Tercer CNI, en el que participaron la Comandancia General del EZLN y representantes de más de 40 pueblos indios del país.
En 2001, durante la Marcha del Color de la Tierra, fue don Juan uno de los principales oradores al lado de la Comandancia General del EZLN, en el Congreso de la Unión.