PHOTOS de la marcha por el dia internacional de las mujeres
PHOTOS y AUDIOS de la ruta contra la injusticia y clausura de l’Hotel Alcazar
Tras pagar una fianza de 423 mil pesos (23.500 euros) Yakiri Rubí Rubio ha sido puesta en libertad el 5 marzo 2014 pero el juicio sigue abierto. Si antes la acusación era de HOMICIDIO ahora le imputan EXCESO DE LEGÍTIMA DEFENSA.
Frente a tanta injusticia judicial, muchas personas han salido a las calles este fin de semana con varias acciones para protestar contra el feminicidio y denunciar la impunidad. Cientos personas han caminado las calles del centro de Ciudad de México – D.F. en la marcha del Día Internacional de la Mujer, y al día siguiente, en una acción por el cierre simbólico del Hotel Alcázar donde Yakiri fue violada.
La campaña en defensa de la libertad de Yakiri Rubí Rubio Aupart, que desde su encarcelamiento en diciembre ha denunciado el caso, está dando sus frutos. La tesón con la que su familia reclama justicia ha sido apoyada por otros grupos y colectivos que trabajan en defensa de los derechos de las mujeres. Esta labor de visualización social se ha sumado al realizado por la abogada Ana Katiria y ha logrado que la Quinta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia local (TSJDF) haya considerado las pruebas y modificado los cargos. Así, el pasado 5 de marzo, Yakiri salía del penal de Tepepan, y ahora la acusación ya no es de homicio colposo sino de exceso de legítima defensa . Y como Yakiri se excedió luchando por su vida, le han interpuesto una fianza excesiva en sus cifras: 423 mil pesos de los cuales casi 100 mil pesos corresponden a obligaciones procesales y 323mil pesos restantes a “reparación del daño” para la familia del violador.
Gracias al solidario apoyo de muchas personas, unidas ante el excesivamente inepto sistema judicial -machista, clasista y corrupto-, se ha podido pagar la fianza y liberar a Yaki mientras queda a la espera de avances en el juicio en su contra con la pesadilla del regreso a la cárcel ya que, con la nueva acusación, arriesga 10 años encerrada en prisión.
La Marcha del 8 de Marzo
El sábado 8 marzo, Día Internacional de las Mujeres, la marcha estaba encabezada por Yakiri y su familia, las madres del caso Heaven –12 jóvenes que desaparecieron de una discoteca de la capital en mayo del 2013– y Norma Andrade, madre de una joven asesinada hace 13 años y fundadora de la asociación “Nuestras hijas de regreso a casa”. Exigían, junto a cientos de personas, el fin del feminicidio, la criminalización y el derecho a la legítima defensa de las mujeres.
Al final de la marcha, Marina Beltrán, madre de Yaki, compartía la felicidad de poder estar junto a su hija y agradecía todo el apoyo recibido recordando que la lucha no ha terminado, ya que todavía hay un proceso judicial en contra de Yaki.
Cuando Norma Andrade tomó el micrófono informó de que, en lo que lleva de año, han sido 75 las muertes de mujeres en Ciudad Juárez. Los medios no hablan, pero las muertas continuan, y no se olvidan. Norma, como otras mujeres de la misma organización, ha tenido que alejarse de su ciudad porque amenazada por esa persistente lucha exigiendo justicia. Desde hace más de una década que denuncia públicamente al funcionario que asesinó a su hija en el 2001 y el cual no ha sido investigado sino protegido, a pesar de ser el responsable de otros 12 asesinatos de mujeres.
El 8 de marzo en México no fue un día de celebración, decían las organizadoras recordando el número de mujeres desaparecidas, asesinadas, vendidas, acosadas, violentadas en este país. Las cifras son espeluznantes y se explican en las prácticas sociales machistas que se viven cada día: caminar sola, ya sea con pantalones o minifalda, es ponerse en una situación de riesgo, como si el ser mujer fuera una provocación y una razón para ser molestada y asaltada.
Cierre simbólico del Hotel Alcázar
El domingo, las acciones continuaron. Una marcha recorrió el mismo camino que tomó Yakiri aquel 9 de diciembre de 2013 a las 7pm cuando iba a encontrar a su novia. Llegó al metro Doctores y continuo por la calle Doctor Liceaga, donde fue asaltada por dos hombres que iban en una moto: Miguel Ángel y Luís Omar Ramírez Anaya. Los hermanos la obligaron a subirse, amenazándola con un cuchillo, y la llevaron por pocos metros -no hacía falta ir lejos-, hasta un lugar que ya conocían: en el número 143 de esa misma calle se encuentra el Hotel Alcázar, refugio para la trata y la violencia de género y sexual. En uno de esos cuartos la golpearon, violaron e intentaron silenciar para siempre.
A gritos de “verga violadora a la licuadora”, “atención vecina, violador en la esquina” las activistas feministas junto al Comité Ciudadano por la Liberación de Yakiri caminaron esa calle transformándolo en una “ruta por la justicia”. Con diversas acciones denunciaban no sólo a los agresores materiales, sino también a los cómplices, como el dueño y el gerente del Hotel Alcázar , que rentan sus cuartos para se cometan estos crímenes.
La marcha iba repartiendo panfletos que parecían la publicidad del hotel pero en los que anuncian sus servicios de “impunidad y privacidad”, con la gran “promoción del mes: un proceso plagado de irregularidades y soborno a las autoridades”. Por la parte trasera del folleto informaban de otros hechos ocurridos en el mismo lugar: en mayo 2013 un niño de 10 años fue violado y por parte de las autoridades no hubo ninguna respuesta más que el pasivo silencio.
“La rabiosa ternura”, como se declaraban en una texto que fue leído, caminó dejando sus huellas, unas huellas pintadas de amarillo y en las que, a cada paso, se podía leer Yakiri Vive porque parece que lo que más molesta es que sigue viva, en lugar de haberse convertido en un número más en la lista de feminicidios, en otra mujer desaparecida o encontrada muerta en alguna esquina de las calles de México.
Carteles de “Se busca” con la cara y nombre de los hermanos Ramírez Anaya se pegaron en la calle, y sobre la cara de Migue Ángel, se podía leer “uno menos”.
En el cruce donde Yaki fue secuestrada, se quemó un muñeco que desde el principio de la marcha llevaban colgado con una cuerda al cuello: la representación del violador.
Ya frente al Tribunal Federal de Justicia se hizo una parada. Los coros denunciaban al procurador Rodolfo Ríos Garza y al juez Santiago Ávila Negrón que, sin investigación previa, la acusaron de mentirosa y la encarcelaron durante tres meses.
Llegadas al número 143 lxs activistas hicieron lo que ninguna institución ha hecho hasta ahora: cerrar el Hotel Alcázar. Cubrieron las paredes con cintas donde se leía “precaución” y “peligro” y pusieron varios señales de clausurado. Después, unas bombas de pintura color rojo tiñeron la entrada principal para todas las personas que pasen por ahí sepan que las habitaciones de ese hotel están manchadas por la sangre de las víctimas de la violencia sexual
En lucha por la legítima defensa
Aprovechando del Día Internacional de las Mujeres, en la Ciudad de México algunas voces se han manifestado para gritar No al feminicidio, No a la impunidad de los violadores y acosadores de mujeres. Un YA BASTA con la violenca patriarcal y de género que cotidianamente se repite, gracias a la cómplice pasividad. Alzaron sus voces para gritar que las mujeres tienen derecho a la autodefensa, y en ella no hay ningún exceso. El caso de Yakiri se ha convertido en un símbolo de esta lucha, porque “todas somos Yakiri” gritan las activistas, recordando que este caso “representa la posibilidad que todas las mujeres podemos decididir libremente sobre nuestras vidas, de defender nuestros cuerpos de toda agresión. Por eso afirmamos que frente a cualquier agresión hacia nuestros cuerpos, ¡la defensa es legitima!”
El problema se nutre de una cultura machista interiorizada que reproduce las dinámicas propias del patriarcado en cualquier ámbito social. Son este tipo de relaciones las que otorgan la impunidad necesaria para que dominen desde las altas esferas del poder que ese mismo sistema ha creado. Una retroalimentación continua que se reafirma con el uso cotidiano de la violencia. Una violencia que en este país está generalizada y normalizada, ya sea contra la mujer, contra los pueblos indígenas, los movimientos sociales, los migrantes, lxs estudiantes, lxs maestrxs en protesta, en fin, en contra de quien lucha por la dignidad y la vida. Cada día, un nueva agresión cubre de sangre a la anterior, para sellar con miedo y silencio cualquier gesto que muestre disconformidad.
Pero esta vez no, el ruído de la protesta ante un caso que afecta a todos y todas ha salido a las calles con marchas, plantones y acciones y se ha esparcido rápidamente en las redes sociales, creando un frente social crítico que se une para reclamar la plena libertad de Yakiri y el derecho de las mujeres a defenderse.